Lobos

Yo estaba solo en ese momento, empezaba a oscurecer. Caminaba por un sendero al lado del río, entre árboles. Llegué al cercado de los lobos. No vi ninguno en ese momento. Puede ser que "el aula del lobo" hubiera cerrado. Al poco rato aparecieron tres ejemplares adultos, como no soy experto no supe distinguir el sexo de cada uno. Eran grandes, robustos, con una cola grande, orejas puntiagudas y hocicos afilados. Entre ellos se hostigaban, gruñían (en todo grupo existe una jerarquía). Recuerdo el gesto de uno: pasó su cabeza por encima del lomo del otro. Se habían acercado para ver a ese humano solitario que les visitaba. Si caminaba unos pasos ellos se movían. Si me detenía, ellos también. Entre nosotros había una valla y a unos tres metros una cerca con una malla verde que no permitía observarles con detalle. Esos tres lobos cautivos no daban ningún miedo, desde luego. Pensé en la frase latina que todo el mundo conoce: "homo homini lupus". Aprovechando que estaba solo me tomé la libertad de recitarles en voz alta unas estrofas de la "Oda a un ruiseñor" de Keats (el lugar boscoso y la hora eran propicias) a ver si esos sonidos ingleses les encantaban de alguna manera. Me parecieron inocentes, si son carnívoros no es culpa suya. En eso que se llama "naturaleza" cada especie tiene su sitio y su función. Se trata principalmente de comer y ser comido. Que la naturaleza en conjunto tenga una finalidad ya lo dudo mucho. No lo creo. En todo caso: pobres lobos cautivos y vencidos. La loba capitolina fue la madre de Roma. La civilización consiste en dominar al "lobo" que llevamos dentro, en proteger a los débiles. Esa es una tarea extremadamente difícil, por eso la civilización es tan preciosa como frágil. Últimamente se habla mucho en España de una particular "manada". Aplicada a los lobos es una descripción, aplicada a humanos es una metáfora repulsiva. Respiramos un aire pestilente. Considerando estas cosas me despedí de los tres lobos. 

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