¿Hizo la manija a la mano o la mano a la manija? ¿Pensó la puerta ser como es para resultarnos fácil?
Las manos son la herramienta por antonomasia: el instrumento de los instrumentos. ¡Cómo trabajan! No se cansan de asir, agarrar, señalar, hacer signos (saludan, ofenden, amenazan, ordenan).
¿De quién son tus manos? Míralas bien y extráñate de ellas.
El ojo es más abstracto que las manos. Las manos tienen avidez por lo material.
Todo se construye con las manos: desde una vasija hasta un portaaviones. Con las manos se agarra el hacha del paleolítico, se usa el móvil, se toca el piano, se mueve el ratón, se cose una cremallera, se doma un caballo. Las manos llevan a la boca los alimentos, escriben, se tienden, manejan el volante. Las manos infantiles excavan un pozo en la arena. Las manos miden distancias y tiempos. Las manos piensan. Las manos acarician y golpean. Nuestro destino está escrito en las manos. Contando las cosas con los dedos empezaron las matemáticas.
El sol asoma por la ventana, sube, no es mediodía aún. No tengo ojos para ver, veo porque tengo ojos.
Nada de lo que tenemos ha caído del cielo: lo hemos fabricado nosotros, con nuestras manos.
El sol es ciego. La naturaleza no nos conoce. Nuestras manos construyen una casa en mitad del vacío. El trabajo de las manos nos hechiza. Fuera del mundo que fabrican nuestras manos vamos a tientas.
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