Nació en Barcelona de extranjeros oriundos de una provincia del Cantábrico. Allí pasó su infancia. Recuerda aquellas calles en los años setenta: via Laietana, plaza Urquinaona, calle Trafalgar. Recuerda su luz y sus atardeceres: sin historia, sin batallas perdidas, sin tumbas que adornar con ofrendas florales. Luego se marchó de allí y no regresó jamás. Pero le queda un profundo afecto por aquella tierra.
En cuanto a los nacionalistas de todo pelaje: que monten en la silla turca de sus propios cráneos y sigan tan idiotas como siempre. Seguimos levantando muros en el tercer planeta del sol.
En cuanto a los nacionalistas de todo pelaje: que monten en la silla turca de sus propios cráneos y sigan tan idiotas como siempre. Seguimos levantando muros en el tercer planeta del sol.