Juicio final

Si un dios tuviera que pedirnos cuentas al final de la vida es posible que le molestaran más las cosas que no nos atrevimos a hacer por cobardía -y que pudieron darnos felicidad- que las cosas malas que hicimos.

7 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo. Incluso creo que ese dios, más que pedirnos cuentas, correrá a consolarnos. A "enjugar las lágrimas" que se dice. A veces creo que hasta sentirá deseos de pedirnos perdón.

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  2. Ya lo dijo aquel poeta: "Dios me perdonará, es su oficio"

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  3. Una generalización un tanto excesiva, a mi parecer. Cierto que no podemos siquiera imaginar lo que Él, si existe, pueda pensar; pero, desde nuestra perspectiva, parece un tanto duro creer que de Hitler no le molestará el Holocausto, sino lo que dejase de hacer por no atreverse para su felicidad personal. Y dígase lo mismo, a un nivel más doméstico, de tiranos y corruptos de producción propia, digamos Franco o Bárcenas. Parece que a Dios, al menos tal como solemos imaginarlo, la justicia debiera importarle algo; y es obvio que quienes hacen esas cosas cometen grave injusticia contra aquellos que han de sufrir las consecuencias de sus desmanes. Respecto al perdón, parece igualmente obvio que sólo tiene sentido donde previamente hay culpa. Y que sea culpa mayor el no atreverse en lo privado de Hitler (o de Stalin, o de tantos otros, que por desgracia no faltan) que los miles o millones de muertes y el sufrimiento inmenso de que son responsables, de veras que no lo veo.

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    1. Nada que objetar a tus razonamientos, Anónimo. Yo, que no soy Dios, no me puedo imaginar sus sutilezas. Supuse un dios (no Dios) para expresar una idea moral que me parece paradójica: duele más el bien que perdimos -pudiendo alcanzarlo- que el mal que hicimos. Claro que esta frase se deshace como un pelo en el cráter de un volcán si consideramos los horrores de la Historia.

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  4. Si pensamos en los seres a los que queremos, duele más el bien que perdieron que el mal que hicieron. Por eso, porque los queremos. Incluso en el caso del mal que hicieron, duele porque hacer el mal siempre es perder un bien. Eso se siente con una claridad meridiana en el caso de los hijos.

    A veces he intentado imaginar lo que puede sentir la madre de un violador, la de un asesino, la de un simple acosador hijo de puta, que los hay a cienes. No hace falta irse hasta Hitler, Franco o Bárcenas, cuyos desmanes tanto sufre el comentarista (y que conste que le valoro el esfuerzo aunque sólo sea para que no se diga, de mencionar a Stalin).

    Tratándose de uno mismo, seguramente duele más el mal que hicimos que la felicidad perdida. Cuando somos capaces de verlo así, como mal del que somos responsables. Que no siempre somos capaces, las estratagemas son infinitas.

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  5. Supongo, por su comentario, que nuestra anónima amiga verá peores los desmanes de Stalin que los de Hitler. No es mi caso: ambos me parecen igualmente atroces. Hay gente que considera que "los suyos" son irreprochables por definición, y no aceptan que el mal o el error puedan tener que ver con aquello con lo que se identifican: es cosa de los Otros, siempre de los Otros. Me recuerda a un amigo escritor, de ideas muy conservadoras, que en un artículo suyo, mediante unos cuantos equilibrios dialécticos, venía a defender la idea de que el nazismo era en realidad cosa de la izquierda. En mi respuesta, en el foro de dicho artículo, le adjunté el enlace que ahora copio, y donde podrá ver en una de las fotos cómo, con ocasión del traslado de los restos de José Antonio al Escorial (el Valle de los Caídos aún no existía), se prepara un recibimiento con banderas nazis. No me contestó, aunque imagino que seguirá pensando igual; que hay veces en que nuestros prejuicios pesan más que los hechos. El enlace: http://hemeroflexia.blogspot.com.es/2012/04/entre-miedo-y-asco.html

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  6. Dios no existe asi que no participa en este juego de la vida y la muerte.

    Por otro lado Stalin asesino a mas personas que Hitler, pero como era de los "nuestros" la historia no lo condena.

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