Hojeo en una librería el último libro de Fernando Savater. Es un libro dedicado a los escritores admirados por su mujer y él, un libro de las peregrinaciones que hicieron juntos a los lugares asociados a esos escritores. Aparecen Alfonso Reyes, Edgar Allan Poe, Leopardi, Valle Inclán, Shakespeare, Stefan Zweig, Flaubert y quizá algún otro más que se me olvida. Es un libro emocionante y hermoso, porque es un homenaje a su compañera fallecida. El libro se cierra con una Despedida, que contiene un fragmento de un poema de Francisco Brines:
Un día no serás, y nunca el mundo
sabrá que pudo ser siempre más bello
con sólo retenerte. Yo soy ese testigo
que canta, sin furor, tanta demencia.
Soy yo quien ha vivido
la desventura de tu muerte. Eso que nadie,
ni tan siquiera tú, sospecha que ha ocurrido.
sabrá que pudo ser siempre más bello
con sólo retenerte. Yo soy ese testigo
que canta, sin furor, tanta demencia.
Soy yo quien ha vivido
la desventura de tu muerte. Eso que nadie,
ni tan siquiera tú, sospecha que ha ocurrido.
No conocía estos versos que me tocan de lleno, en lo más hondo. Como este libro de Sara Torres y Savater. Nessun maggior dolore...
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