Hoy hace 420 años que nació René Descartes. Este señor, orgulloso y desconfiado, taló el árbol seco de la Escolástica pensando junto a una estufa en la ciudad de Ulm, en una Europa convulsa. Y todo empezó porque se encontraba perdido en la vida. Eso nos pasa a todos (salvo a los muy burros) al menos una vez. Fue devoto católico mientras -sin darse cuenta- contribuía decisivamente a borrar a Dios del horizonte. Extraño caso de escisión espiritual. Sostengo que murió asesinado por la reina Cristina de Suecia, pues invitar a Estocolmo a un hombre de salud frágil y hacerle levantar a las 5 de la mañana, en pleno invierno, para las clases particulares (cuando a él le gustaba quedarse en la cama hasta el mediodía) es una maniobra homicida. La aventura hiperbórea fue fatal. Si Descartes -que fue uno de los mayores genios- fue así de ciego con lo que más apreciamos -que es la propia vida- entonces, ¿qué vamos a decir de la pobre Humanidad?
Con Descartes, luego existes_ y la historia que nos traes, pues parece de risa. Mientras leía me imaginaba la escena, tan sencilla, casi familiar. Ese pobre hombre sin decisión ante una insensible reina que quería aprovecharse de él.
ResponderEliminar¿Estaría enamorado de ella?. Solo el amor invita a hacer locuras de este tipo.
Creo que los genios tienen grandes debilidades.
En fin...
Solo el hecho de unir el pensamiento al individuo cambió la filosofía 180 grados para siempre.
ResponderEliminarViva Descates