Sino por una avecilla...

El pasado abril les llamé, si recuerda, urgentemente por teléfono a las 10 de la mañana desde el Jardín Botánico para que oyeran conmigo al ruiseñor, que daba un todo un concierto. Nos sentamos sin hacer ruido, escondidos entre la espesa maleza, entre piedras por las que se filtraba un poco de agua. Después del ruiseñor oímos de pronto un monótono canto lastimero, que sonaba más o menos: "Gligligligligliglick!. Yo dije que sonaba como de ave de laguna o acuática y Karl concordó conmigo, pero no pudimos averiguar qué pájaro era. Imagínese, hace unos días por la mañana oí de pronto el mismo canto aquí. El corazón me latía de impaciencia por saber de una vez qué pájaro era. No estuve tranquila hasta que lo descubrí hoy: no es un ave acuática, sino el Torcecuello, una especie gris de pájaro carpintero. Es un poco más grande que el gorrión y se llama así porque cuando está en peligro ante un enemigo intenta asustarlo haciendo gestos raros y contorsiones de cabeza. Se alimenta sólo de hormigas que captura con su lengua pegajosa como el oso hormiguero. Los españoles lo llaman por este motivo Hormiguero. Mörike, por cierto, escribió un precioso poemita sobre este pájaro al que Hugo Wolf puso música. Desde que sé cuál es este pájaro de canto lastimero es como si hubiera conseguido un regalo. Tal vez le podría contar esto a Karl, se llevará una alegría.
 
Rosa Luxemburgo, carta desde la prisión de Wronke, 2 mayo 1917

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