Documental sobre Prusia Oriental. Imágenes de la vida en las calles de Königsberg. Años veinte. Quedo asombrado: tranvías, negocios, gente. Un hormiguero alemán a orillas del Báltico, fronterizo con Lituania y las estepas rusas. No puedo hacerme una idea del sufrimiento, la crueldad, el sadismo, las matanzas, los horrores que acontecieron en esta parte del mundo "civilizado". La voz de la Ilustración. Pienso en Kant, que no salió de Königsberg. Saco los huesos de Kant de su tumba (si es que no la destruyó un bombardeo) y les digo en voz baja y en ruso, que es la lengua actual de su ciudad, que ahora se llama Kaliningrado: "el siglo XX ha sido la exterminación total de Europa a la vez que una demostración de nuestro feroz instinto de supervivencia". Bueno, da lo mismo. Da lo mismo. No hay nada que hacer. Si hay que comer carne podrida, se come. ¿Quién pasea en 1925 por las calles de Königsberg? Somos nosotros. Es nuestra vida insignificante y dolorosa; estúpida y tenaz.
Me gusta ese "somos nosotros", pues lo somos. Dando un salto cronológico y con otras vestimentas somos esa civilización despreocupada, vanidosa y cargada de si misma que mira hacia adelente olvidando su pasado.
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