Qué gran película es "Sudden fear" (1952) de David Miller, con Joan Crawford y Jack Palance. Cine negro o morado o violeta. Extraordinario trabajo de los actores protagonistas, especialmente de la Crawford. En dos minutos una mujer enamoradísima de su apuesto marido pasa de la más alta felicidad al horror cuando descubre que su impecable galán no sólo no la quiere y la engaña con otra mujer sino que ambos planean matarla. Crawford interpreta a una rica heredera que es autora de éxito en Broadway, una mujer muy digna de ser feliz porque es buena persona y es sensible al amor. Toda la belleza del mundo se rompe en pedazos en unos instantes. Aparece de repente el problema del Mal. ¿Por qué sufren los inocentes, los más dignos de amor? La interpretación de Joan Crawford es impresionante, era una actriz enorme. A partir de ese terrible momento de cruel desengaño empieza para ella el calvario de fingir que no conoce la verdad ni las intenciones de su encantador esposo. Se ve obligada a disimular por salvar su vida. Podría hundirse en la desesperación, pero es fuerte (es angustioso ver cómo trata de sobreponerse a tanto dolor) y, sin perder la humanidad, tramará un astuto plan para desbaratar los propósitos homicidas de su esposo y de la amante, ambos nada vacilantes a la hora de cometer un crimen con alevosía.
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