Que levanten la mano los que conozcan a Frederic Prokosch. Dedicar un libro a un autor totalmente desconocido es un riesgo si quien lo escribe es alguien al que le interesa más el éxito que la propia literatura. Jorge Ordaz (Barcelona, 1946) ha escrito un libro La mariposa en el mapa (Luna de Abajo, 2018) que trata de su relación como lector con Frederic Prokosch. Este señor existió, efectivamente. No es una invención. Fue un prolífico escritor norteamericano nacido en Madison, Wisconsin y muerto en el sur de Francia. Un americano europeizado que parece estar en tierra de nadie: demasiado europeo para los americanos, demasiado americano para los europeos. "No recuerdo con exactitud cuándo oí hablar por primera vez de Frederic Prokosch", dice la primera frase del libro. A partir de aquí nos espera un relato espléndidamente construido, en el que se discute sobre la fama y el olvido, las modas que vienen y van, los avatares de las publicaciones, la impostura en la literatura, las identidades ficticias y la influencia de la crítica literaria. Ordaz aprovecha para hablar de libros, del destino de los libros: en el capítulo "Cosas que a veces traen los libros" hay un fascinante catálogo de objetos que aparecieron en algunos libros que Ordaz adquirió a lo largo de los años. Hay algo de autobiográfico, en cierto modo Ordaz se identifica con el destino de su héroe (el capítulo "Rechazos" es una lección para todo escritor joven que quiera hacerse un nombre). Jorge Ordaz inserta un par de homenajes a amigos suyos, letraheridos como él: Alberto Cardín, José Doval, Pedro Ugalde, todos ellos fallecidos. Es evidente que Ordaz sabe que este libro no va a ser un éxito de ventas y es lástima porque rezuma literatura por los cuatro costados: pasión por la literatura. Aquí se cuenta una historia doble: la historia de un autor (Prokosch) y la historia de un lector (Jorge Ordaz). Es una historia de amistad a través de las letras.
Este libro demuestra, sin proponérselo, que para ser escritor se necesita haber leído mucho (la erudición de Ordaz es abrumadora) y no sólo "obras maestras" de "grandes genios". Hay, además, que tener un gusto propio, poco convencional. (¿Pero quién diablos es Prokosch?) La prueba es este libro, La mariposa en el mapa, donde Ordaz consigue rescatar de los "anaqueles polvorientos" (como diría el poeta José Luis Sevillano, otro gentleman como Ordaz) de las librerías de lance a este raro escritor americano que conoció muy joven la fama con sus dos primeras novelas (celebradas por gente como Thomas Mann o Albert Camus) y que el tiempo se ha encargado de borrar. Sin embargo, y este es el prodigio, Prokosch cobra vida en este libro que no es ensayo, ni biografía, ni novela. Despierta la curiosidad por la obra de este autor. "Este texto, dice Ordaz, es la historia del reencuentro con un autor que me ha acompañado con intermitencias durante cincuenta años y cuya vida, personalidad y obra literaria me resultan especialmente fascinantes" ¡Cincuenta años! El libro está enriquecido con ilustraciones entre las que figuran un par de cartas que Prokosch escribió en inglés a Jorge Ordaz, admirable admirador de este oscuro personaje. A los que pasen por este blog y lean esta nota les recomiendo vivamente La mariposa en el mapa, que es un rareza en el mejor sentido de la palabra. Un libro generoso que es un homenaje a Prokosch y en sentido más amplio a la literatura. Cacen, señoras y señores, esta mariposa.