En Alemania, además del físico, hay más personas que se apellidan Einstein. Una de esas personas fue Carl Einstein, escritor y crítico de arte, anarquista, combatiente en la Guerra Civil en las filas de la CNT con la que acabó teniendo sus diferencias, igual que otro voluntario llamado George Orwell. Einstein pronunció el discurso fúnebre de Durruti. En su época fue bastante célebre (forma indirecta de decir que hoy ha caído en el olvido). Georges Braque fue su padrino de boda. Carl Einstein fue amigo de artistas como Picasso y colaboró con Georges Bataille. Como judío sufrió la persecución de los nazis. Se refugió en Francia. Cuando los alemanes entran en el país Einstein huye al sur. En la misma situación desesperada se vió Franz Werfel, que tuvo más suerte y logró escapar a América. Si se salvaba le prometió a la virgen de Lourdes escribir una obra sobre sus apariciones en la cueva, cosa que hizo. Pero Einstein no gozó de ese beneficio celestial y se tiró, en julio de 1940, por un puente en Pau. Walter Benjamin escapó de modo semejante en la ratonera de Port Bou en setiembre del mismo año.
Cuenta Cicerón en De la naturaleza de los dioses que un sacerdote enseñó al filósofo ateo Diágoras de Melos, para probar la providencia divina, los exvotos de los que se habían salvado de algún naufragio. "¿Y dónde están los exvotos de todos los que perecieron?" contestó Diágoras.